En el 2025, el pan con chicharrón dejó de ser simplemente un desayuno tradicional peruano para convertirse en un fenómeno global. Gracias al concurso digital “Mundial de Desayunos” organizado por el streamer español Ibai, este plato criollo alcanzó una visibilidad sin precedentes. La competencia, que enfrentó a más de 30 países en una contienda por el mejor desayuno del mundo, se convirtió en una plataforma de orgullo nacional, donde millones de peruanos se unieron para defender su sabor más emblemático.
El pan con chicharrón, compuesto por carne de cerdo frita, camote dorado, salsa criolla y pan crocante, representa la fusión de tradición, sabor y cultura. Su presencia en la final del concurso no fue casualidad: es el reflejo de una cocina que ha sabido conservar sus raíces mientras evoluciona con el tiempo.
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La incidencia del concurso fue más allá del entretenimiento, generó un impacto económico tangible: las ventas de chicharrones aumentaron, los restaurantes especializados recibieron más clientes, y se impulsó la exportación de productos como el camote y el ají. Además, se promovió el turismo gastronómico, atrayendo la atención de medios internacionales y posicionando al Perú como un destino culinario de primer nivel.
Aunque el pan con chicharrón no se exporta como producto terminado en grandes volúmenes, su impacto económico ha sido notable: más de S/244 millones al año genera el negocio de las chicharronerías en Perú, 730 restaurantes formales especializados en este plato, el 40% en Lima. De acuerdo con el Ministerio de la Producción (Produce), 3,000 toneladas de chicharrón se venden cada mes. 8,900 empleos directos e indirectos en la cadena productiva.
El auge del pan con chicharrón ha impulsado la demanda de productos como carne de cerdo, camote y ajíes, que sí forman parte de la canasta exportadora agroalimentaria. Además, se ha convertido en un ícono gastronómico que ha tenido repercusiones más allá del ámbito cultural: ha generado una exportación indirecta de sus insumos clave, fortaleciendo sectores agroalimentarios estratégicos del Perú. Aquí te detallo cómo:
En 2024, Perú produjo más de 208,000 toneladas de carne de cerdo, con un crecimiento del 4% respecto al año anterior. De acuerdo con SENASA y MIDAGRI han gestionado el acceso a mercados como China, Emiratos Árabes Unidos y Brasil, con carne de cerdo como uno de los productos priorizados. (Agroperu).
Las exportaciones enero-agosto del 2024 registraron 5,965.5 toneladas, con un crecimiento del 38.3% respecto al mismo periodo de 2023. Los principales mercados fueron: Chile: 60.4% del volumen exportado. Estados Unidos: 22.4%. Otros 19 países suman el 17.2%.
En cuanto a la producción nacional: más de 276 mil toneladas anuales en 16 mil hectáreas. Principales regiones: Lima, Ica, Ancash, Piura, Lambayeque, La Libertad, Tacna. (Agraria.pe). Los mercados clave fueron: Estados Unidos, España, Italia y Reino Unido lideran la demanda internacional.
En 2024, Perú exportó 312 555 toneladas de cebolla por un valor de $134.58 millones, reflejando un aumento del 21 % en volumen y 27 % en valor respecto a 2023 (259 345 toneladas por $105.98 millones). Además, el precio promedio por kilogramo registró un ligero incremento del 5 %, pasando de $0.41 a $0.43, según datos de FreshFruit. Mercados internacionales; Estados Unidos 55%, España 17%, Colombia 12%, otros 16%
Este tipo de impacto demuestra cómo un plato tradicional puede convertirse en motor económico, conectando cultura, identidad y comercio exterior. Asimismo, este evento también evidenció el poder de las redes sociales como canal de expresión cultural. Hashtags como #ComentaPerú y #PanConChicharrón se volvieron tendencia mundial, demostrando que la identidad nacional puede ser defendida con creatividad y pasión en el entorno digital. Jóvenes, adultos, chefs y autoridades se sumaron a la causa, generando una ola de contenido que celebraba no solo el sabor, sino el sentimiento detrás del plato.
En conclusión, el concurso del desayuno del pan con chicharrón fue mucho más que una competencia gastronómica, fue una manifestación de orgullo, una reivindicación de la cocina peruana y una muestra de cómo la tradición puede dialogar con la modernidad. El pan con chicharrón no ganó solo votos: ganó corazones, visibilidad y un lugar en la historia culinaria global. Y lo más importante, recordó a todos que, en cada mordida, hay una historia que merece ser contada, y por supuesto puso al Perú en visibilidad.